Hoy, 3 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Audición. En cifras de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la pérdida de audición afecta a unos 360 millones de personas a nivel mundial. Y no solo eso, sino que unos 1100 millones de jóvenes podrían estar en riesgo de sufrir pérdidas auditivas importantes debido a factores externos. En el caso de los más pequeños, la OMS también ha facilitado un dato esclarecedor: el 60% de las pérdidas de audición en los niños se podría evitar con medidas de prevención.
Además de estos factores externos (siendo uno de los más dañinos el ruido del tráfico), no hay que olvidar la pérdida de audición puede deberse, además, a factores genéticos, afecciones, perinatales, infecciones, enfermedades del oído, ruidos o medicamentos. Por eso, la OMS ha recordado, con motivo de este Día Internacional de la Audición, la necesidad de que gobiernos, organizaciones de salud pública, sociales, instituciones docentes y la propia sociedad adopten estrategias para abordar este problema.
En un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud se recuerda la importancia de la audición para aprender a hablar, tener buenos resultados escolares y participar activamente en la vida social, de ahí que la pérdida de audición suponga un obstáculo para la educación y la integración social.
En vista de lo expuesto anteriormente, la repercusión más evidente de la pérdida de audición en la niñez tiene que ver no solo con la adquisición del lenguaje sino con el desarrollo de la autoestima, generando un sentimiento de ira, estrés y soledad.
Causas de la pérdida de audición en niños
La pérdida de audición en el niño puede deberse, como hemos dicho, a causas congénitas (aquellas presentes en el nacimiento o poco después) y causas adquiridas (aquellas que se manifiestan durante la niñez).
Así, con el objetivo de identificar a tiempo el inicio de la pérdida auditiva, los expertos recomiendan acudir al especialista ante la mínima alerta de posibles síntomas de pérdida de audición. También pueden alertar de la existencia de problemas auditivos cuando se producen dificultades de comunicación en ambientes ruidosos, necesidad de pedir a las personas que repitan lo que dicen, no escuchar el tictac del reloj, tener dificultad para oír el timbre de la puerta o el teléfono o tener que leer los labios de las personas para entender lo que dicen.