En nuestro país sufren un ictus, cada año, unas 130.000 personas y es la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda en hombres. Con estas cifras, las enfermedades cardiovasculares ocupan un lugar importante y en especial el ictus. Conocer la enfermedad, prevenir un ictus y vivir con unos hábitos de vida saludables, es lo que se pretende en el Día Mundial del Ictus.
El ictus o accidente cerebro vascular (ACV) se produce cuando el suministro de sangre al cerebro se interrumpe, lo que provoca que parte del tejido que lo forma no reciba el suficiente oxígeno y nutrientes causando la muerte de las células cerebrales. En este sentido, la falta de riego en la sangre puede causar daños más o menos graves.
Se habla de dos causas principales que lo ocasionan: el bloqueo de una arteria o la ruptura de un vaso sanguíneo, en cuyos casos provocan un accidente cardiovascular isquémico o cerebrovascular hemorrágico respectivamente. El ictus isquémico representa alrededor del 85% de los casos en que se produce, generalmente en personas mayores, como consecuencia de la obstrucción de una arteria cerebral que provoca infartos cerebrales.
Cuando hablamos de embolia o trombosis cerebral nos estamos refiriendo a dos de los tipos de ictus isquémicos que existen, ambos provocados por un coágulo en la sangre. En el primer caso, el coágulo se suele formar en el corazón y en el segundo caso, en el cerebro. Sin embargo, el ictus hemodinámico es el más común, en el que se produce una bajada de la presión sanguínea dando lugar a paradas cardíacas, arritmias o hipotensión arterial grave.
Los ictus hemorrágicos se dan en el 15% de los casos, en los que se produce la rotura de una arteria, generando un derrame cerebral y se debe a la hipertensión arterial. Bien es cierto y según los expertos de nuestro centro de ayuda a domicilio en Madrid, en el 80% de los casos se podría evitar si se controlasen los factores de riesgo.
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Factores de riesgo del ictus
– Edad: A partir de los 55 años existe un mayor riesgo de sufrir un ictus, que se va acrecentando conforme cumplimos años. Eso no quiere decir que no haya riesgo para personas de menor edad.
Diabetes e hipertensión: Las personas que padecen esta patología, aumentan 6 veces más el riesgo de ictus. También aquellos que padecen hipertensión arterial.
– Colesterol elevado: el colesterol en niveles altos aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares ya que favorece la acumulación de grasa en las paredes de las arterias.
– Hipertensión: la presión arterial alta tiende a provocar un engrosamiento de las arterias y dificultar el paso del torrente sanguíneo, lo que puede provocar una hemorragia a nivel cerebral.
– Consumo de alcohol y tabaco: producen riesgo de infarto y hemorragia cerebral.
– Sedentarismo y obesidad: van relacionados y son unas de las principales causad de ictus.
– Algunos grupos de población: las personas con circunstancias sociales y económicas desfavorable, tienen mayor riesgo de sufrir un ictus. afroamericanos o los hispanos, pueden presentar un mayor riesgo de tener un ictus. socioeconómicas desfavorables.
– Antecedentes familiares: el riesgo de padecer un ictus es mayor
¿Cómo detectar los síntomas de un ictus?
Los síntomas pueden ser variables, pero se caracterizan por ser de tipo neurológico y aparecen repentinamente. Pueden darse de forma simultánea y por eso es primordial conocerlos y poder actuar lo antes posible.
– Pérdida de fuerza en las extremidades o entumecimiento de la cara que suelen afectar al mismo lado del cuerpo.
– Confusión o dificultad para hablar de manera repentina.
– Problemas de visión, como ceguera o visión doble.
– Dolor de cabeza inusual de gran intensidad y sin causa aparente, acompañado de vómitos o mareos.
– Vértigos intensos, pérdida del equilibrio, dificultad para andar.
Ante la posibilidad de que una persona esté sufriendo un ictus, lo más importante es actuar con rapidez ya que cuanto más tiempo, las secuelas serán más graves. Acomódala procurando que respire bien y llama a los servicios de emergencias. Tumbe al afectado con la cabeza y hombros un poco elevados. Si ha perdido la consciencia, póngala de lado y compruebe que respira.
¿Cómo prevenir un ictus?
Y para que esto no suceda, la prevención es la primera y determinante medida para que la enfermedad no se desarrolle, un buen estado de salud es esencial para lo que debe ir acompañado de:
- Control de la presión arterial
- Controlar el colesterol y el peso mediante una dieta equilibrada y libre de grasas.
- Evitar el tabaco y alcohol.
- Controlar la diabetes: mantener unos niveles de glucosa en sangre adecuados
- Hacer ejercicio de forma constante y regular.
Recordemos que, en la mayoría de los casos, el riesgo de sufrir un ictus se puede evitar siguiendo unas pautas para mantener una vida sana. En cambio, cuando el ictus se ha producido y ha dejado secuelas en el adulto mayor, debemos centrarnos en su rehabilitación, un proceso largo en el caso de las personas de edad y que ha podido dejar secuelas.
Hay casos en los que se puede producir una parálisis en algunas de las partes afectadas que impida el movimiento. Por lo general, la zona afecta es la contraria a la parte del cerebro en la que se produce el ictus. También es común que se produzca un deterioro cognitivo que afecte a la pérdida de memoria u otras capacidades de este tipo, además de producir una dificultad para hablar de la que tardan en recuperar.
En el Día Mundial del Ictus es importante sensibilizar a la población sobre la prevención y detección temprana de esta.